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jueves, 24 de julio de 2014

LA BATALLA DE CARABANCHEL Y SU REPERCUSIÓN EN EL ORDENAMIENTO PENITENCIARIO

El pasado 18 de julio se cumplió 37 años del famoso motín del centro penitenciario de Carabanchel, también conocido como "La Batalla de Carabanchel", que marcó el devenir de la Ley Penitenciaria y su Reglamento.

Este motín fue organizado por la COPEL (Coordinadora de los Presos en Lucha). La COPEL se creó a finales de 1976 por un grupo de internos de la cárcel de Carabanchel, cuya finalidad no era otra que la de conseguir la Amnistía o el Indulto General. El origen de la Coordinadora se remonta a la muerte de Franco en noviembre de 1975 cuando se concedió una Amnistía para los "presos políticos", haciendo que el resto de presos se sintieran discriminados, puesto que esperaban un cambio tanto en las condiciones de vida en las prisiones como la concesión de una amnistía o indulto al considerarse "víctimas del franquismo".

Durante el verano de 1976 en varias prisiones del país surgen motines, siendo los del Hospital Penitenciario de Madrid y Carabanchel los más destacados, siendo fuertemente reprimidos. A raíz de de estos motines se suceden varias asambleas secretas entre reclusos, llegando a la conclusión de que deberían organizarse para conseguir sus objetivos. Así es como, a finales de 1976, se funda la C.O.P.E.L. Las reivindicaciones que plantean son:
  1. Amnistía o indulto general.
  2. Abolición de las torturas y los tratamientos que violan los derechos humanos.
  3. Una alimentación decente.
  4. Una sanidad efectiva.
  5. Supresión de los castigos disciplinarios en aislamientos indefinidos.
  6. Un régimen de visitas no humillantes para los presos, sus familias o amigos.
  7. La creación de visitas íntimas.
  8. El fin de la censura de la correspondencia.
  9. La reforma del Código Penal para adecuar las penas a la realidad.
  10. Un trabajo remunerado digno.
  11. La supresión de la Ley de Vagos y Maleantes.
  12. Acceso a la educación y a tener bibliotecas.
  13. Mejora de las instalaciones carcelarias.
  14. Tener derecho a poder salir en libertad condicional.
  15. Redenciones de pena por trabajo para todos los presos por igual.
Estas reivindicaciones se van dando a conocer, extendiéndose a otros centros penitenciarios.

Sin embargo, un grupo de internos de la cárcel de Carabanchel deciden ir más allá. Diseñan un plan: ocho internos subirían al tejado de la prisión mientras otros treinta y tres se harían cortes en las venas con el objetivo de ser trasladados al hospital. Y para dejar constancia de este hecho, convocaron a los medios de comunicación junto a familiares de presos.

El 18 de julio de 1977, a las 13:45 horas, los ocho internos suben al tejado de la sexta galería, todos vestían camiseta roja, y desplegaron la bandera de la COPEL. Antes de llegar los antidisturbios, suben más internos a los tejados, llegando a juntarse unos 800 al grito de "¡Amnistía!". En ese momento, el resto de internos que habían quedado en el interior comienzan a cortarse las venas. Este motín duró cuatro días y fue extendiéndose a otras prisiones de trece provincias: Palma de Mallorca, con 212 reclusos amotinados; Sevilla con 165; Puerto de Santa María con 140; Valencia con 120; Burgos con 130; Badajoz con 50; Zaragoza con 55; Santa Cruz de Tenerife con 130; Las Palmas de Gran Canaria con 270; Granada con 40; Valladolid; Oviedo con 40 amotinados que fueron desalojados violentamente por la policía y llevados a celdas de castigo; Barcelona, el motín tan sólo duró tres horas al aceptar el director de la prisión que no se aplicarían sanciones ni castigos físicos a los amotinados.

Finalizado el motín, meses después, el 13 de marzo de 1978, siete de los ocho presos que lo habían organizado y participado en él, fueron torturados, muriendo uno de ellos, el anarquista Agustín Rueda. Cinco días después de esta muerte, el Director General de Prisiones, Jesús Haddad Blanco es asesinado por un comando de G.R.A.P.O. Es entonces cuando el Gobierno nombra un nuevo Director General de Prisiones, Carlos García Valdés, procedente del ámbito académico, con el propósito de elaborar una Ley Penitenciaria que recogiera todas las reivindicaciones de la Coordinadora. A partir de ese momento, y con la Ley Penitenciaria de 1979,  la COPEL desaparece sin conseguir la Amnistía deseada, pero consiguieron que sus reivindicaciones fueran incluidas en Ley Orgánica Penitenciaria, mejorando considerablemente las condiciones de vida en las prisiones.

Fuentes:







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