Toda
desaparición de un menor debe ser considerada de emergencia según
las reglas de 3, 24 y 72 horas. La regla de las 3 horas se basa en un
estudio sobre niños sustraídos que fueron asesinados y que
determinó que éstos enfrentan el mayor riesgo durante las primeras
horas después de la sustracción. La regla de las 24 horas se
refiere a la necesidad de contener al menor desaparecido en el área
de búsqueda para ayudar a asegurar el éxito de la recuperación. La
regla de las 72 horas se refiere a la creencia de que las
posibilidades de supervivencia del menor se tornan críticas después
de ese periodo debido a la exposición a los elementos y a otros
factores.
A la hora de
planificar la búsqueda de menores desaparecidos Lowery, Schmidt,
Manning y Olive del Centro Nacional para Menores Desaparecidos y
Explotados (National Center for Missing &
Exploited Children) sugieren que hay evaluar
una serie de factores de riesgo para que esa búsqueda tenga éxito.
Estos factores de riesgo incluyen características físicas, factores
psicológicos y de comportamiento, así como factores fisiológicos,
medioambientales y de situación.
Factores
de riesgo generales:
- Tiene 13 años de edad o menos.
- Está fuera de lo que se cree que es la zona de seguridad para su edad y etapa de desarrollo.
- Tiene incapacitación mental o problemas de comportamiento.
- Es dependiente de drogas, incluso medicamentos recetados y/o sustancias ilegales y la dependencia podría poner su vida en peligro.
- Ha estado ausente de su hogar más de 24 horas antes de que se hiciera la denuncia a la policía.
- Se ha determinado que puede estar en peligro de muerte conforme a la información disponible.
- Se cree que está en compañía de un individuo que podría poner en riesgo su bienestar.
- Está ausente de manera contradictoria con sus patrones de comportamiento establecidos y este cambio no se puede explicar fácilmente.
Factores
de riesgo físicos: estatura, sexo, salud en
general desde cualquier enfermedad de corta o larga duración hasta
cualquier dolencia, posibles heridas, operaciones quirúrgicas
recientes o pendientes y /o embarazo. Cualquiera de estos factores
afectará a la capacidad del menor para mantenerse seguro mientras
está desaparecido.
Factores
de riesgo psicológicos y de comportamiento:
trastornos o enfermedades mentales (esquizofrenia, paranoia,
depresión, intentos de suicidio, etc.) Así mismo la
drogodependencia asociada con un desorden mental o de comportamiento
se puede manifestar en comportamiento emocional o antisocial, tensión
y dificultades para su educación. Por ello es necesario determinar
si:
- Se sabe que el menor ha exhibido un comportamiento violento, agresivo, abusivo o pedófilo.
- Se sabe que el menor sufre cambios súbitos de humor, es pasivo o retraído.
- El menor estuvo involucrado en comportamiento antisocial o de alto riesgo como participación en actividades delictivas violentas o no, uso de alcohol, o drogas ilegales, prostitución o actividad de pandillas.
- El menor sufre tensión por la pérdida de un familiar o un amigo.
- Si el menor ha pasado por un cambio súbito o reciente en sus relaciones íntimas con un novio o una novia.
- Si el menor ha tenido problemas recientes en la escuela relacionados con malas notas académicas, suspensión o expulsión del centro educativo.
- Si el menor está matriculado en un grado correspondiente a su edad y, si no fuera así, si es más alto o más bajo y por qué.
- Si el menor sufre desórdenes para aprender, disminución de capacidad intelectual, pérdida de memoria y/o dificultades con su orientación sexual.
Factores
de riesgo fisiológicos: disponibilidad que
tiene el menor de comida o nutrición, ropas adecuadas, transporte,
dinero, otros cuidadores.
Factores
de riesgo medioambientales: las condiciones
del tiempo, el terreno o panorama circundante como bosques, lagos,
arroyos y ríos; densidad de población, y actividad delictiva en el
hogar o cerca del hogar o el lugar donde se lo vio por última vez.
Factores
de riesgo de situación: nivel de fluidez con
su idioma primario u otros que use; nivel socioeconómico; exposición
a otras personas involucradas en comportamiento de alto riesgo; uso,
manufactura o venta de narcóticos; prostitución en el hogar o
entorno más cercano; delincuentes sexuales en el hogar o en el
entorno; exposición a personas que viven en el hogar pero no son
miembros de la familia; víctima de abuso sexual y/o físico; víctima
de violencia, como hostigamiento, acecho, intimidación, amenazas o
haber sido testigo de actividad delictiva.
Hay que
tener en cuenta todas las circunstancias en las que el niño o la
niña pudo haber desaparecido, ya que se pueden dar distintos
escenarios: desde la sustracción del menor por un delincuente sexual
hasta un menor perdido. Cada menor que desaparece en circunstancias
críticas es único, pero muchos casos tienen similitudes entre
ellos, por lo que la evaluación de los posibles factores de riesgo o
de peligro para el menor es de suma importancia en la planificación
de la búsqueda.
**PUBLICADO EN LA REVISTA Nº 2 ASD DE LA ASOCIACIÓN SOSDESAPARECIDOS**
**PUBLICADO EN LA REVISTA Nº 2 ASD DE LA ASOCIACIÓN SOSDESAPARECIDOS**