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jueves, 24 de enero de 2013

FILICIDIO

La mayoría de los asesinatos que se llevan a cabo teniendo a los niños como víctimas son realizados por los propios progenitores de los menores, siendo las muertes de tipo extrafamiliar muy excepcionales (Stanton et al., 2000). Estudios realizados en Suecia y Australia revelan que en el 85 % de los casos de muertes de niños, los agresores son sus propios progenitores, aunque otros autores como Vanamo, Kauppi, Karkola, Merikanto y Rasanen (2001) describen casos donde el infanticidio fue realizado por hermanos, tías o abuelas. En estudios realizados en Estados Unidos, este dato no resulta tan elevado ya que existe un importante número de muertes de tipo extrafamiliar y entre adolescentes (Stanton y Simpson, 2002).

Saturno devorando a su hijo (Rubens)
Resnick (1969), realizó una revisión sobre filicidios documentados desde 1751 hasta 1967, encontrando artículos de interés (en 13 idiomas diferentes) sobre 155 casos, de los cuales 131 (88 filicidios maternos y 43 paternos) se correspondían a su definición de filicidio y los 24 restantes al concepto de neonaticidio. A partir de dicha revisión propuso una clasificación para el filicidio partiendo de las explicaciones dadas por los agresores en relación a lo que les motivó a cometer el hecho, y siendo totalmente independiente de sus respectivos diagnósticos. La clasificación propuesta por Resnick y de vigencia en la actualidad para muchos autores es la siguiente:

  1. Filicidio altruista. El hecho de que un significativo porcentaje de los filicidios cometidos sean explicados por motivos altruistas es el dato que lo diferencia fundamentalmente de cualquier otro tipo de homicidio. En esta categoría se incluyen los casos de trastornos depresivos mayores, depresiones psicóticas e incluso psicosis (Lambie, 2001) Es esencial saber diferenciar en estos casos si se está ante motivaciones altruistas o ante trastornos de tipo delirante  (Stanton y Simpson, 2002).  Stanton et al. (2000), realizaron estudios sobre este tipo de filicidio y encontraron en la mayoría de los casos expresiones de los agresores del tipo: "le he dado paz a mi hijo" o "le quería tanto". De hecho, las madres que cometen este tipo de actos coinciden en considerarse buenas madres, no llegando a comprender cómo han podido cometer tal crimen. Dentro de esta categoría se distinguen dos subtipos bien diferenciados. Por una parte, se halla el filicidio altruista asociado con el suicidio del agresor y, por otra, el filicidio que se comete para aliviar el sufrimiento de la víctima. En el primero de ellos, los agresores alegan un profundo sufrimiento personal que les hace querer suicidarse y consideran, además, que no son capaces de dejar a sus hijos solos en el mundo sin ellos, por lo que suelen acabar con sus vidas antes de suicidarse. En cuanto al segundo, señalar que en estos casos el progenitor decide acabar con la vida del hijo con el fin de aliviar algún tipo de sufrimiento, real o imaginario, en la víctima.
  2. Filicidio agudamente psicótico. Se trata de la categoría más débil de la clasificación de Resnick ya que contiene casos en los que los motivos aparentes del agresor para cometer un filicidio no pueden ser explorados. En esta categoría no están incluidos todos los filicidios cometidos por psicóticos (muchos de ellos pertenecen a la categoría anterior) pero sí aquellos en los que los padres matan a alguno de sus hijos bajo la influencia de alucinaciones, ideas delirantes o estados epilépticos. Aparecen en esta categoría trastornos mentales mayores donde predomina la ausencia de raciocinio (Lambie, 2001). Se trata más bien de casos en los que los impulsos afectivos se transforman en comportamientos violentos dirigidos a una víctima vulnerable como es el menor. Es importante señalar que en esta categoría aspectos como el abuso del alcohol están muy raramente presentes como causa directa del filicidio.
  3. Filicidio por hijo no deseado. En esta categoría son incluidos los asesinatos cometidos por padres por el mero hecho de que la víctima no es un hijo deseado, situación ésta que corresponde más habitualmente a los neonaticidios que a los filicidios. La ilegitimidad del hijo o el hecho de la ausencia de una figura paterna que se ocupe de él son las principales causas de que la madre termine con su vida. En varones, el hecho de tener dudas sobre su paternidad o el percibir al hijo como un obstáculo para progresar en su carrera profesional son los motivos más habituales de los filicidios paternos. Además, de las relaciones extramaritales, las dificultades económicas son también significativas en relación a esta categoría. De hecho, se ha constatado que los factores de tipo económico, si son muy adversos, incrementan el riesgo de que se produzca un infanticidio (Lambie, 2001)
  4. Filicidio accidental. En esta categoría se engloban aquellos casos en los que los menores son víctimas de filicidio por causa de maltrato físico. Quedan definidos como accidentales porque la intención homicida no es clara en el agresor. Suelen ser los padres los que cometen este tipo de filicidio ya que muestran con mayor facilidad arranques de violencia, frecuentemente relacionados como una forma de aplicar disciplina y educación al menor. En este grupo también se deben incluir las muertes accidentales ocasionadas por el zarandeo del menor (síndrome del niño zarandeado) ya que cualquier movimiento brusco de la cabeza puede generar lesiones e incluso la muerte del niño. (Esbec y Gómez-Jarabo, 2000). En estos casos, se trata de progenitores con elevados niveles de estrés y que frecuentemente han sido víctimas de abusos y actos negligentes durante su infancia (Stanton et al., 2000; Lambie, 2001). Para comprender bien estos casos es importante conocer el abuso y el maltrato en términos generales y son especialmente importantes en tres aspectos: 1) un estresor puede originar un estado de crisis en el agresor; 2) el agresor tiene (o percibe) una carencia de apoyos significativa y, 3) el agresor percibe defectos en la víctima.
  5. Filicidio como venganza. En esta categoría se hallan aquellos casos en los que un progenitor mata como forma deliberada de hacer sufrir al otro progenitor del menor. Este tipo de filicidio se corresponde al denominado Complejo de Medea, ya descrito en la mitología clásica, donde la madre (Medea) presenta deseos de muerte hacia su propio hijo como una venganza contra el padre, al percibir al hijo como rival. Las edades de las víctimas suelen ser más altas que las de las otras categorías (Stanton y Simpson, 2002). En esta categoría se encuentran en los agresores trastornos severos de la personalidad, relaciones de pareja caóticas e importantes historias de autolesiones (Lambie, 2001)

Filicidio: Término genérico que se refiere al asesinato de un hijo por parte de algunos de sus progenitores. Para Resnick (1969, 1970) este concepto se refiere a los casos en los que uno de los progenitores acaba con la vida de su propio hijo si éste tiene más de 24 horas de vida, ya que si es menor de un día el término más adecuado es el de Neonaticidio.



Fuente: González Trijueque, David y Muñoz -Rivas, Marina "Filicidio y Neonaticidio: una revisión" Psicopatología Clínica Legal y Forense, Vol. 3, N 2, 2003

2 comentarios:

  1. Excelente publicación, Concisa y claramente descriptiva.

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  2. El tema me pareció muy interesante. Cada vez que sale una noticia sobre la muerte de un menor a manos de su padre o madre, es difícil de comprender y de explicar porqué y cómo son capaces de cometer tal crimen. Gracias, Sixto.

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