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martes, 26 de marzo de 2013

EL TRASTORNO EROTOMANÍACO Y SUS IMPLICACIONES LEGALES

El nacimiento de Venus (Sandro Botticelli)
La erotomanía es la forma patológica de amor no correspondido, también conocido como el síndrome de Clerambault. Fue Clerambault, psiquiatra francés, quien en 1942 definió este trastorno de la desilusión y lo clasificó como puro (que se caracteriza por presentar como patología única el delirio) o secundario (en la que se presenta como parte de un abanico más amplio de delirios). La erotomanía históricamente ha sido conceptualizada como un trastorno ilusorio propio de las mujeres en donde la mujer cree que un hombre, usualmente de una posición social superior, está apasionadamente enamorado de ella. De hecho, tal relación no existe, y el objeto amado, a lo sumo, sólo ha tenido un breve contacto con el individuo ilusorio (Hollender y Callahan, 1975; Seeman, 1978). Sin embargo, los hombres también desarrollan este trastorno. La erotomanía propia de los hombres tiene mejor probabilidad de dar como resultado una actuación violenta. Como fue el caso de John Hinckley, Jr que intentó asesinar al Presidente Ronald Reagan el 30 de marzo de 1981, después de su repetido fracaso por conquistar a la actriz Jodie Foster. Justo antes del tiroteo, él le escribe una nota: "Jodie, abandonaré  esta idea de atrapar a Reagan en un segundo si sólo así pudiese ganarme tu corazón y pudiese vivir el resto de mi vida contigo".

Este trastorno se incluyó en el DSM III-R como el subtipo del delirio erotomaniaco (paranoico) con el tema central de "una falsa ilusión erótica...que uno es amado por otro". Esta falsa ilusión enfoca la atención en una idealizada unión romántica o unión espiritual en vez de atracción sexual, y el objeto fijado es a menudo de superior estatus social o económico.  En el DMS IV aparece como un tipo de trastorno delirante (F22.0)

Diezt (1988a) realizó un estudio empírico de cartas enviadas a famosos y políticos, llegando a las siguientes conclusiones: 
  • La erotomanía no debería ser considerada como un trastorno mental raro,
  • No es un trastorno predominantemente propio de las mujeres,
  • El más probable receptor de la violencia es la persona percibida como estorbo del objeto deseado,
  • Menos del 5% de individuos erotomaniacos son violentos.
Este autor también observó que individuos erotomaniacos no necesariamente se mantienen obsesionados con un objeto, sino que pueden cambiar de objetivo.

Es habitual que estas personas intenten no entrar en contacto con el objeto amado, por lo que suelen escribir cartas y comprar regalos que no llegan a enviar. Cuando intentan contactar realmente y son rechazos por el objeto, suele aparecer el síntoma de la conducta paradójica, que consiste en interpretar todas las negativas verbales y físicas de amor como una prueba de éste.

Posibles Complicaciones Legales (Goldstein, 1987; Zona, 1993)  

Los hombres que muestran conductas irracionales debido a delirios erotomaníacos suelen ser diagnosticados de esquizofrenia, pero algunos parecen tener trastorno delirante. A menudo la conducta mostrada es de hostigamiento, pero aunque no haya violencia, la persistente intrusividad e incorregibilidad del individuo pueden resultar bastante alarmantes para la víctima, que está asustada por la situación y por las acusaciones públicas del otro (Pathé, 1997).

La conducta gravemente agresiva puede llevar al asalto, secuestro e incluso asesinato, a veces, del objeto amoroso o quizás de alguien que es visto como un rival. Se dan situaciones de acoso y en un considerable número de casos la víctima no sabe quién es el acosador.

Aunque las mujeres no son tan proclives a actuar con agresividad debido a sus delirios erotomaníacos, pueden manifestar sus falsas creencias de forma devastadora. Por ejemplo, una mujer con delirio puede declarar públicamente que un médico, psicólogo o maestro ha manifestado fuertes sentimientos eróticos hacia ella. Esta creencia puede ser resultado de un recuerdo delirante. Si tiene una personalidad no deteriorada, es coherente, cree totalmente en su propia historia y la presenta con la típica vehemencia y persistencia, puede ser virtualmente imposible persuadir al público y a las autoridades de que las acusaciones son totalmente falsas.





miércoles, 20 de marzo de 2013

MARGINACIÓN, INADAPTACIÓN, DELINCUENCIA Y NORMALIDAD

"Zapatos" de Vincent Van Gogh
MARGINACIÓN

Se puede definir marginal como situación que está fuera de la "normalidad". El concepto de marginación  exige la referencia a un grupo concreto. Un individuo siempre es definido como marginal en relación a las características de un grupo diferente al suyo. El concepto de marginación implica la existencia de una carencia por parte del individuo con respecto a las demandas de normalidad de ese grupo; y se trata de carencias cualitativas referidas al comportamiento.

El grupo de referencia que define el concepto de marginación es aquel al que denominamos "grupo normativo", que establece las normas y las leyes por las que se rige una determinada sociedad, el que establece las pautas de comportamiento que van a ser consideradas normales. Un grupo social se convierte en normativo en función de una determinada estructura de poder. No es la calidad de ese grupo, sino su poder económico, político, etc., lo que le convierte en predominante. A ese grupo van a ser comparados todos los demás, cuya conceptualización como marginados o no va a depender de su mayor o menor distancia con respecto de las características del grupo normativo. 

El concepto de normalidad tiene una debilidad, ya que implica dar el carácter de objetivo a algo esencial e ineludiblemente subjetivo.

La marginación es una situación en la que se encuentra el individuo casi siempre de forma pasiva, al margen de su propia decisión y de sus intereses. Son otras cuestiones individuales o grupales, físicas o sociales, las que le conducen a ella. En consecuencia, la situación de marginación no tiene por que implicar una rebelión contra las instancias marginadoras. Es decir, el marginado no tiene porqué manifestar un comportamiento desadaptado.

El término de marginación es impreciso, difícil de acotar y en él pueden tener  cabida personas muy distintas. Existen diferentes criterios que definen la situación de marginación:
  1. La Edad: El sistema social establece unos elementos de reconocimiento de la llegada a la madurez que, a modos de ritos de iniciación, implican el acceso a la edad adulta y a la participación activa.
  2. Criterio Económico: Por la crisis económica se prolonga la situación de aprendizaje y consiguientemente la dependencia económica respecto de la familia.
  3. Sexual: La situación de la mujer en nuestra sociedad es, al menos, de una cierta marginación, tal vez hoy disfrazada de proteccionismo, que es una forma más sutil de exclusión. Si pertenece a una minoría étnica, como es el caso de la etnia gitana, o si se procede de otro ambiente social, como el caso de los inmigrantes o de una situación de pobreza.
Estos tres criterios son grupales, pero también los hay individuales, como la discapacidad psíquica o la discapacidad física

INADAPTACIÓN

Mientras el concepto de marginación no tiene por qué implicar una conducta específica, el de inadaptación, si la implica, es decir, el sujeto no sólo se encuentra al margen de la normalidad social sino que, además, manifiesta un comportamiento discrepante respecto de las pautas comportamentales consideradas "normales".

La situación de marginación es la causa de que el individuo llegue a manifestar un comportamiento discrepante, o al menos es uno de los factores causantes de su desencadenamiento. Así sucede, por ejemplo, cuando el emigrante, en un país con una cultura diferente a la propia, sigue manifestando pautas de comportamiento que entran en conflicto con la "normalidad" de la cultura donde se manifiestan; o en el caso del gitano que mantiene las costumbres de su pueblo en una sociedad paya. En ambos casos, se adopta un comportamiento diferente de las formas de comportamiento consideradas normales por el sistema social. Ese comportamiento es, al menos en parte, la causa de la situación de marginación, si bien, como en el caso de los gitanos o de cualquier otra situación en la que dos culturas diferentes compartan un mismo espacio, la supresión de ese comportamiento diferente presumiblemente no supondría el final de la situación de marginación. El que el comportamiento discrepante sea aceptado, tolerado, rechazado o perseguido depende de ciertas características, tanto del autor de ese comportamiento como del grupo social al que pertenezca.

El nivel de tolerancia del sistema social suele ser mayor con las "desviaciones" conforme el inadaptado está más próximo al grupo normativo. Ejemplo de ello es la presencia en nuestro Código Penal de todo tipo de delitos contra la propiedad y la escasa presencia de otros delitos, como financieros o ecológicos.

La actitud social hacia el inadaptado depende de ciertas características personales de éste. Así, el comportamiento extravagante de ciertos artistas difícilmente sería tolerado si lo manifestasen otras personas. En ciertos círculos se han consumido drogas desde hace mucho tiempo, pero sólo cuando la droga ha llegado a otros niveles se ha convertido en un problema. Hoy la etiqueta de "drogadicto" no se aplica a todos los que consumen drogas ni a los que consumen cualquier tipo de drogas.

La manera en que la sociedad aborde su intervención sobre una determinada conducta desadaptada va a depender de que implique o no una amenaza, no ya para esa sociedad, sino para el mantenimiento del sistema social.

El concepto de inadaptación también puede aludir a comportamientos diferentes y en su consideración influye:
    • El grupo social del inadaptado.
    • El nivel de reconocimiento social de los valores que aporte.
    • La amenaza que suponga para el sistema social.
La inadaptación estará en función de la distancia entre el grupo de pertenencia del sujeto y el grupo normativo de referencia. Tal es el caso de la mayoría de los delincuentes. En otros individuos, el comportamiento discrepante puede ser el resultado de una opción personal, como es el caso de un revolucionario.

DELINCUENCIA

La palabra "delincuencia" deriva del concepto jurídico de delito, que está referido no a una conducta, sino a un acto concreto, y en relación a unas figuras legales. Delincuente es quien comete un delito contemplado en un determinado Código Penal. Es importante conocer cuál es el proceso social e individual que lleva a un determinado individuo a manifestar, de una manera más o menos permanente, un tipo de comportamiento.

NORMALIDAD

Son diagnosticados o "etiquetados" como "anormales", "desviados" o "delincuentes" aquellos individuos que manifiestan un comportamiento discrepante con ese concepto de normalidad o de adaptación. El que un comportamiento sea considerado como normal y adaptado o anormal o inadaptado depende, no sólo del comportamiento en sí, sino que depende de la sociedad:
    • En qué contexto se de
    • Quién sea el individuo que manifiesta el comportamiento
    • Quién sea el encargado de evaluarlo
    • Cuál sea la distancia entre el contexto social de ambos
    • Cuáles sean las consecuencias de ese comportamiento
    • A quién o a qué afecte.
La ciencia apenas se plantea el problema de la normalidad porque el científico rara vez pertenece a los grupos que pueden ser considerados, de una u otra forma, como susceptibles de anormalidad. Los encargados de investigar, evaluar o juzgar el comportamiento suelen ser seleccionados desde la infancia a través de una serie sutil, pero muy eficaz, de filtros, de forma que sólo pueden llegar a ser psicólogos, psiquiatras, jueces o legisladores algunas personas, pertenecientes casi en su totalidad al grupo social más cercano al criterio de normalidad dominante en un determinado orden social. Se trata de un sistema de filtros basado en el proceso de socialización, en el que las posibilidades futuras de cada persona son consecuencia, más que de sus capacidades individuales, de su pertenencia a un grupo social u otro.

CRITERIOS DE NORMALIDAD

Estadístico: Se baraja el término medio que establece el término de normalidad.

Sociológico: Desde esta perspectiva se puede encontrar concepciones relativamente distintas de la normalidad, sobre todo aquellas que hacen referencia a la semejanza o incluso identificación entre lo normal y lo moral o entre lo normal y lo adaptado.

Para muchos autores el concepto de lo normal es una variante del concepto de "lo bueno" desde el punto de vista valorativo social. Un comportamiento es normal cuando sus efectos sobre el entorno social son positivos o, más exactamente, cuando no inciden negativamente sobre él. Anormal, por tanto, sería todo comportamiento que estuviera en desacuerdo con las costumbres, valores, leyes y con la moral del grupo social normativo.

Por otro lado, la normalidad o anormalidad estaría en función de las reacciones sociales ante él. Es normal todo comportamiento que merezca la aprobación del grupo. a su vez, la reacción social ante un comportamiento le impone un papel que, si es asumido por el individuo, exagera de nuevo las reacciones sociales. Es lo que se denomina teoría del etiquetaje. Por ejemplo. el delincuente que ha estado internado en prisión manifiesta un comportamiento diferente del enfermo internado en un hospital. La reacción social, que castiga a uno y cuida a otro, acentúa esa oposición. Incluso conductas semejantes en su realización reciben por parte de la sociedad respuestas diferentes, ya que depende de quién realice el comportamiento.

Cuanto más peligrosa sea la desviación para el orden social, más enérgica será la reacción, que tiende a corregir o neutralizar el desequilibrio producido. Además, la contundencia de la respuesta dependerá de la cualidad de la diferencia exhibida, de su grado de peligrosidad para el mantenimiento de los supuestos básicos de la ordenación social del grupo y de la visibilidad de la desviación. Cuando el comportamiento desviado se tolera puede llegar a mitificársele (como las excentricidades del artista e incluso el papel del "tonto del pueblo"), lo cual, por otra parte, persigue el objetivo de anular, invalidar y ocultar el posible mensaje de lo considerado "pintoresco".

Otra concepción de normalidad es la consideración de normal como lo adaptado a la realidad. Pero hay que tener en cuenta que el concepto de utilidad si lo aplicamos a la normalidad humana, es subjetivo, ya que lo "útil" para el enjuiciador o evaluador puede no equivaler a lo útil para el enjuiciado o evaluado. La percepción de la realidad está en función del grupo a que se pertenece y de la evolución biográfica personal.

Psicológico: Desde este criterio se puede considerar la normalidad desde diferentes perspectivas:

    • Como Adaptación: El individuo es invitado a atenerse a un tipo determinado de comportamiento, de normalidad, si no quiere correr el riesgo de caer en el trastorno mental o en el comportamiento antisocial.
    • Como Integración: En este sentido, a veces, la pérdida de la normalidad es un trastorno pasajero, una crisis breve que incluso puede suponer un desahogo, una explosión de contradicciones y tensiones largamente acumuladas. Precisamente ese "viaje a la locura" va a permitir el reingreso en la normalidad.
Con todo lo anterior, podemos deducir que es normal:
  • Aquel que no se considera y, sobre todo, que no es considerado como afecto a los problemas de competencia de la Psiquiatría y la Psicología Clínica. Es decir, aquel que no se considera trastornado y no es etiquetado como tal, que es aceptado por su ambiente como un indivudo que no necesita ser curado.
  • Aquel que se tolera a sí mismo y es tolerado. 
Será normal aquel que se adapta o se conforma a las reglas de juego y, por tanto, no tiene graves problemas ni los plantea.

Jurídico: Este criterio no se plantea el análisis de la conducta sino sólo su posible peligrosidad para la sociedad. Si por sociedad se entiende la comunidad social, el objetivo de la ley será la protección de todos ciudadanos. Considerará anormal, desviado o delincuente, a todo aquel que ponga en peligro las estructuras sociales.

Al analizar  la inadaptación social hay que tener en cuenta que las normas y leyes sociales favorecen a unos individuos y desfavorecen a otros; y que nuestro juicio será siempre un juicio valorativo, que nuestros planteamientos son parciales y que nuestra propia visión de la realidad puede ser muy diferente de la de aquel a quien estamos diagnosticando o juzgando.


Valverde Molina, J. (1996) "El proceso de Inadaptación Social" Edit. Popular.  Madrid

OTRAS ENTRADAS RELACIONADAS: 

martes, 12 de marzo de 2013

SECTAS Y TÉCNICAS DE PERSUASIÓN

"La Juventud de Baco" William Adolphe Bouguereau (1884)

Según Langone (1986) las sectas son grupos o movimientos que exhiben una dedicación o devoción excesiva a una persona, idea o cosa empleando técnicas manipulativas (y no éticas) de persuasión, control y aislamiento con las que conseguir las metas del líder del grupo aún con el posible perjuicio de sus adeptos, familias y comunidad.

Lo que caracteriza a las sectas es la utilización de técnicas de persuasión coercitiva, que incluyen manipulación y control, para atacar la identidad del sujeto, crearle un vacío e inducir en él una transformación hasta conseguir su conversión a una nueva identidad. Para Singer et al. (1990) los elementos más negativos radican especialmente en los métodos de reclutamiento, adoctrinamiento y explotación de sus miembros. Estos métodos subordinan la salud y el bienestar de los miembros en beneficio del líder o cúpula dirigente. 

Las sectas pueden ser de cuatro tipos: Religiosas, Psicológicas/Reveladoras, Comerciales (pirámides) y Políticas. Entre estas sectas encontramos: religiones orientales, cristianas, satánicas, ocultismo/brujería/vudú, espiritualistas, racistas, zen y sino/filosofía japonesa mística, platillos volantes, extraterrestres, psicoterapéuticas, terapia de masas, políticas, comerciales, comunales/autoayuda y cultos privados o familiares.

Los principales atractivos de una secta que tratan de mostrar a la persona contactada son:
  • Un grupo cohesionado bajo un proyecto común: La posibilidad de integrarse en un grupo compacto satisface el deseo de pertenencia del sujeto y le permite asumir unas señas de identidad nuevas. Las sectas tienden a mostrarse como grupos de iguales, colectivos pacíficos sin competitividad ni luchas internas. La pertenencia al grupo facilita también al sujeto un marco de convivencia y el encuentro con una familia alternativa. Resulta gratificante sentirse copartícipe de una creencia o marco ideológico común y coprotagonista de un proyecto de vida, que despeja incógnitas e incertidumbres. El el grupo el sujeto podrá sentirse útil y canalizar sus propias energías, así como depositar en él sus problemas y conflictos. Por su parte, el líder suele despertar admiración, dado que se le atribuye gran carisma y aveces dones divinos o poderes sobrenaturales.
  • La comunicación, el altruismo y la intensificación de la vida emocional: Las sectas se ofrecen como un espacio para la vivencia amplia e intensa de emociones y sentimientos. La afectividad, las relaciones interpersonales, la sexualidad, la ayuda a los demás y otros deseos pueden albergar la expectativa de ser satisfechos en el seno del grupo.
  • El logro de la realización espiritual y de la felicidad: Pretenden conseguir la plenitud personal y dar pleno sentido a la vida, además de aludir con frecuencia a los acontecimientos sorprendentes, e incluso milagrosos, que en ellas ocurren. Muchas sectas incluyen en su doctrina la promesa de salvación de sus miembros y su disposición generosa de salvar al resto del planeta. El afán de mantener enigmas y un cierto halo de misterio, así como el carácter oculto de ciertos saberes y la consiguiente necesidad de pasar por aprendizajes iniciáticos escalonados para recibir la revelación de conocimientos reservados, añade a ciertos grupos más capacidad seductora, embaucadora, sobre todo ante la población juvenil, que sigue sintiéndose enormemente atraída por el mundo de lo inexplicable, lo sobrenatural, lo esotérico y lo paranormal.
Las sectas florecen en los periodos de turbulencias políticas y sociales y durante las rupturas de estructura y normas de la sociedad, para lo cual proveen soluciones acompañadas por estructura, autoridad y contactos sociales. Promueven un sistema de creencias esencialmente dicotómico o "bipolar" (Dunlop, 2001) ya que hacen percibir el mundo en cuanto a los dos polos opuestos (el bien vs. el mal, los elegidos vs. los rechazados...).

Utilizan los factores de vulnerabilidad de los adeptos más potenciales para asegurarse la continuación y funcionamiento del grupo y utilizan los medios de persuasión a su alcance. Algunos factores psicosociales de vulnerabilidad son:

  • El período de edad correspondiente a la adolescencia y juventud
  • Algunos factores personales, ya sean estables o transitorios, tales como: tendencias a la soledad y depresión; dificultades de comunicación y en el desarrollo de habilidades sociales; inmadurez afectiva; angustia, confusión e inseguridad; dependencia y baja autoestima; credulidad y baja tolerancia a la ambigüedad. Idealismo ingenuo y un elevado sentido de insatisfacción con la vida.
  • Dificultades de adaptación social
  • El deseo insatisfecho de profundización espiritual.
  • Un sistema familiar disfuncional: Síndrome de la ausencia del padre; carencia de dirección paterna; carencia de atención y afecto positivos e incondicionales que proporcione sentimiento de seguridad; pobre comunicación familiar; conflicto matrimonial entre los padres.

Los elementos de persuasión coercitiva pueden ser los responsables directos de la entrada en una secta siempre y cuando el individuo tenga el conocimientos y la capacidad volitiva suficiente para tomar la decisión de cambiar sus ideas o creencias. Las sectas no controlan a sus miembros con coacción externa, sino mediante las creencias y el sistema de valores, siendo el control mental el agente primario sectario ejercido por cada miembro sobre ellos mismos.

Para Zimbardo, la utilización de estrategias de control cumplen los principios de la influencia social: conformidad, obediencia, disonancia, persuasión, reactancia, encuadre, manipulación emocional.

Normalmente, los adeptos no se adhieren pensando que entran en una secta sino que están uniéndose a un grupo de tipo benéfico y productivo para la sociedad. Los miembros, especialmente los de alto nivel y pioneros, no admiten haber sido engañados y les cuesta hablar de ello y reconocer el engaño pues esto les crearía una forma de disonancia cognitiva a la que no están preparados para hacer frente.

Robert J. Lifton establece ocho criterios de técnicas de persuasión que utilizan las sectas:
  1. Control del medio, control del entorno y de la comunicación humana.
  2. Manipulación mística con la máxima de ensalzar "el fin último".
  3. Control del lenguaje para controlar los pensamientos.
  4. Doctrina sobre la persona: las creencias del grupo supera la conciencia y la integridad.
  5. Dogma de fe de las creencias del grupo como absolutamente ciertas y moralmente verdaderas.
  6. Culto a la confesión para destruir las barreras personales confesando las acciones no conformes con las reglas del grupo.
  7. Demanda de pureza creando sentimiento de culpa y vergüenza, manteniendo los estándares de perfección a los que ningún humano puede acceder. La gente es castigada y enseñada a castigarse por no alcanzar los valores ideales del grupo.
  8. Existencia permitida por el grupo, que decide quién tiene derechos y quién no.
El control mental o lavado de cerebro mantiene a los nuevos miembros dependientes y obedientes (Hassan, 2000). Según Langone (1993), control mental (lavado de cerebro, persuasión coercitiva, reforma del pensamiento y la manipulación sistemática de las influencias sociales y psicológicas) se refiere a un proceso en el que un grupo o individuo sistemáticamente utiliza métodos manipulativos, de forma no ética, para persuadir a otros a obedecer los deseos del manipulador. Langone establece tres estadios que se superponen:
  1. Decepción al reclutar a los adeptos haciéndoles creer que el grupo es benevolente y enriquecerá sus vidas.
  2. Dependencia al aislar a los miembros de influencias externas, induciendo culpa o negatividad ante las muestras de independencia o pensamiento crítico.
  3. Miedo al establecer un estado dependiente y control de los pensamientos, sentimientos y conducta que les hace temer la retirada del apoyo psicológico de los miembros del grupo.
Por su parte, Hassan (2000) establece cuatro criterios:
  1. Control de la conducta regido por reglas rígidas y a menudo con restricciones físicas en cuanto a vivienda, grupo social, etc.
  2. Control de la información que no provenga de las doctrinas del grupo o de los miembros.
  3. Control del pensamiento al tener que introyectar la doctrina como verdadera y rechazar cualquier pensamiento o crítica en contra de estos principios.
  4. Control emocional con el uso excesivo de culpa por acciones o pensamientos y excesivo miedo de abandonar o ser abandonado por el grupo o ser cuestionado por el líder.
Las características de las sectas, según Dunlop, son:
  • Independientes y no resgistrables: Los creyentes justifican sus propios códigos morales.
  • Aspiracionales: Atraen a gente ambiciosa e idealista, dejando atrás el cliché de que sólo los débiles y lábiles entran en las sectas.
  • Personales y vivenciales: Hasta que la persona no lo vivencia no sabrá si el sistema de valores es compatible con el suyo, es decir, no se le puede informar de antemano de los valores ni de los beneficios que obtendrá al unirse a la secta. 
  • Jerárquicas y dualísticas: Los sistemas de valores giran alrededor de ideas de alto y bajo nivel de entendimiento. Existe una jerarquía de saber y un camino hacia un saber superior dividiendo el mundo entre los elegidos y los rechazados.
  • Bipolares: Los creyentes experimentan episodios alternativos de fe y dudas, confianza y ansiedad, razón y culpa, dependiendo de cómo evolucionen en ella.
  • Adictivas: Los seguidores pueden intoxicarse con las ideas y valores y sentir un orgulo de pertenencia al grupo.
  • Psicológicamente peligrosas: Al ser expulsados pueden desarrollar un trastorno mental inducido por la secta manifestado por ansiedad y dificultad para tomar decisiones. Este trastorno puede conllevar similitudes con un Trastorno por Estrés Postraumático o algún tipo de trastorno de adaptación.
  • No falseables: No se pueden demostrar un sistema de valores de la secta como inválido o errado.
Hay varios tipos de miembros dependiendo de las motivaciones personales de cada uno de ellos:
  • Los movidos por aspiraciones espirituales genuinas prestos al sacrificio.
  • Los que buscan la verdad bajo las miserias de la vida de la cual intentan huir.
  • Los que buscan o se enfrentan a problemas psicológicos y que creen que la solución está en las enseñanzas o teorías de alguna disciplina.
  • Los que entran a formar parte de una secta por soledad, aislamiento y ausencia de relaciones sociales, las cuales encuentran en la fraternidad de los demás seguidores.
  • Los que por ideas religiosas entran a formar parte de hermandades cercanas a sus principios y a su entendimiento.
  • Los jóvenes que buscan escapar de una sociedad materialista a cambio de una causa justa. Algunos pasan de una secta a otra sin encontrar la que les compensa totalmente de haber dejado de lado su vida.
  • Los que se debaten entre un complejo de madre/padre y una búsqueda prolongada de sus arquetipos infantiles, que es transferida al líder de la secta.
En cuanto a los líderes, normalmente son sujetos carismáticos y capaces de captar a sus seguidores sin levantar sospechas y convenciendo de que todos los pasos anteriores a la revelación no eran más que una preparación para la sabiduría de la revelación. Algunas mujeres se enamoran de ellos, convirtiéndose en esclavas de los deseos de éstos. Las características más comunes de los líderes son:
  • Juventud difícil (aislamiento, introversión, dificultades para compartir experiencias con compañeros)
  • Experiencia traumática.
  • Actitudes autoritarias, elitistas y antidemocráticas.
  • Atraen discípulos más que a amigos, ya que son incapaces de intercambiar pensamientos y experiencias en su infancia y juventud.
  • Dicen saber algo que los demás no saben.
  • Prometen el acceso a una realidad oculta únicamente siguiendo sus enseñanzas, aceptando su autoridad y poniendo la vida en sus manos.
  • No admiten cierto tipo de preguntas y cualquier duda sobre ellos será visto como un reflejo de la influencia de una fuerza maligna.
  • Su vida personal no es de ámbito público.
  • Exigen obediencia y sumisión hasta poder entrar en el círculo íntimo desde el cual someter a otros miembros.
  • Explotan a sus seguidores económica y sexualmente, incluso llevándoles a quitarse la vida (suicidios colectivos)
Finalmente, las denominadas sectas destructivas también se caracterizan por tener una estructura autoritaria, en el que el líder es la autoridad suprema. Son totalitarias a la hora de controlar a los miembros (lo que comen, lo que visten, dónde y cuándo trabajan, duermen, creen, piensan y dicen). Exhibe doble estándares de reglas (por un lado, se les exige a sus miembros que sean honestos dentro del grupo y, por otro lado, manipular y engañar fuera del mismo). Aparentan ser innovadoras y exclusivas. Tienen dos metas: reclutar nuevos miembros y subvencionarse. El líder tiende a ser carismático y dominante; se autoerige como mesías o tener una misión especial en el universo o conexiones con el más allá y la veneración de la secta se centra alrededor de él.


Reportaje : "Las Sectas en España" (1987)  Ver video

Terol Levy, O. (2008)  "Sectas"  Curso Master en Psicopatología Criminal y Forense. PCF Internacional. Universidad Camilo José Cela

Rodríguez - Carballeira, A., Almendros Rodríguez, C. (2006) "Análisis de las sectas coercitivas y de su principal problemática jurídica"  en "Psicología Criminal" coords. Soria Verde, M.A., Sáiz Roca, D.  Edit.  Pearson. Madrid 

martes, 5 de marzo de 2013

PREVENCIÓN VICTIMAL


La prevención victimal es el intento de prevenir o evitar que ocurra la victimización (victimización criminal).¿Por qué evitar la victimidad en lugar de la criminalidad? Porque la relación criminal-víctima es estrecha, el camino del criminal y el camino de la víctima, en algún momento, llegan a encontrarse en la encrucijada del crimen. No es lo mismo actuar sobre el iter criminis que sobre el ter victimae, se trata de técnicas divergentes, con instrumentalización propia que debe estudiarse por separado.

La política preventiva tradicional tendía a reducir la criminalidad por medio del castigo o la rehabilitación y estaba orientada hacia el criminal. Hoy en día, es posible controlarlo con medidas tomadas por las víctimas potenciales. Una política preventiva orientada hacia la víctima pone en evidencia las medidas y precauciones que los blancos potenciales podrían adoptar a fin de hacer la comisión del delito más difícil y menos rentable.

Según Héctor Nieves, la prevención de la victimización tiene como objetivo básico intervenir en el comportamiento posiblemente victimógeno de la víctima. Hay tres procesos de victimización:
  • Proceso autógeno, donde el comportamiento de la víctima es factor esencial en la realización del hecho punible.
  • Proceso heterógeno, cuando en la realización del hecho punible la víctima no concurre con su comportamiento.
  • Proceso de victimización social o secundaria, cuando la víctima y el victimario resultan, a su vez, victimizados por el sistema de administración de justicia.
El Estado tiene el deber de hacer prevención victimal, por eso surge una obligación directa de reparar el daño a la víctima; pero no toda la responsabilidad de la prevención ha de recaer en el Estado, sino que, también,  es necesario una prevención comunitaria e individual.

La victimización no es un evento del azar, donde pueda calcularse la probabilidad de ser víctima de acuerdo a tiempo y espacio, así como a características personales y sociales. El análisis victimológico de riesgos puede ser de gran utilidad para la prevención victimal. Cada sociedad tiene su propio perfil victimal, que es necesario investigar y precisar. La población de alto riesgo victimal suelen ser:
      • Las mujeres, principalmente por delitos sexuales, violencia de pareja, acoso sexual, explotación laboral...
      • Los menores de edad, que son maltratados en el hogar
      • Los ancianos, víctimas patrimoniales, maltrato familiar, abandono...
      • Los marginados
Es posible diferenciar las medidas de prevención victimal de acuerdo a su trascendencia a nivel: individual (micronivel), de vecindario o barrio (mesonivel) y generales o de gobierno (macronivel). Se debe modificar las políticas sociales y económicas a fin de evitar que las desigualdades sociales sean menos palpables y procurar que la victimización sea menos probable. Se debe tomar iniciativas de acción individual para la reducción de las oportunidades y circunstancias que permitan conductas que favorezcan la victimización, dando consejos prácticos y simples para que no se produzca ésta. Ninguna estrategia de prevención victimal puede funcionar satisfactoriamente sin el apoyo, comprensión y ayuda de la comunidad. El animal aislado es vulnerable, con mayor razón el hombre, que es un animal social por excelencia. La comunidad consciente de su capacidad victimal, se puede convertir en el mejor escudo de defensa. Evitar que el delito surja, poniendo obstáculos al delincuente, es una de las medidas más eficaces de la lucha contra la criminalidad. Eludiendo el delito se evita su costo. Sin embargo, la prevención tiene, a su vez, su propio costo, que puede recaer sobre el Estado o los particulares.

No sólo es función del Estado la protección de determinados bienes jurídicos, tiene otro cometido importante: la prevención general y especial. En el terreno criminal es de mayor trascendencia y eficacia evitar el delito que esperar a su comisión para perseguir después a los autores e imponerles la pena que corresponda en relación a la culpabilidad. La prevención evita la lesión de bienes jurídicos, la trayectoria de marginación de algunos sujetos, la reincidencia, así como los problemas de la prisión cerrada y otros estigmas posteriores. 

La denominada prevención medio-ambiental pretende eliminar los objetivos más fáciles o hacer más reales las consecuencias negativas de la delincuencia. Estas estrategias también pueden denominarse prevención situacional por concentrarse más en los factores y circunstancias inmediatas y cercanas a la decisión de delinquir. Clarke distingue tres estrategias básicas:
  • Medidas que incrementan el esfuerzo necesario para cometer un delito: El endurecimiento de objetivos incluye las barreras físicas para proteger bienes. Cualquier protección en forma de puerta blindada, ventanas con rejas y cerraduras con barrotes, se puede forzar. Sin embargo, una cerradura que tarde media hora en abrirse ofrece una protección adecuada en la vida diaria, mientras que una que se abre al instante pone al propietario en situación de riesgo. El control de acceso incluye, por ejemplo, porteros, recepcionistas, y, en aplicaciones de la informática, la contraseña. Otra medida sería la desviación de transgresores, que consiste en evitar la acumulación de personas conflictivas en un mismo lugar a la misma hora. Es poco conveniente que todos los bares en la misma zona cierren simultáneamente. Establecer rutas de autobuses nocturnos pueden prevenir agresiones y vandalismo. Los facilitadores son elementos que agravan la delincuencia, por ejemplo, armas de fuego. 
  • Medidas que incrementan el riesgo: Consiste en elementos que aumentan la posibilidad de detección. Este bloque de medidas consiste en el control de entradas y salidas, por ejemplo, en tiendas que colocan un dispositivo en las mercancías que provoca una alarma si no se pasa por la caja. La vigilancia formal incluye a la policía y a los guardias de seguridad, mientras que la vigilancia por empleados depende de la motivación y de la formación de dependientes en tiendas, los empleados de bares, etc. La vigilancia natural es la disposición de los demás ciudadanos a intervenir o avisar cuando observan situaciones sospechosas. Esta vigilancia puede ser inhibida o reforzada por detalles arquitectónicos.
  • Medidas que reducen la ganancia: Estas medidas hacen que la delincuencia sea menos rentable o divertida. El desplazamiento de objetivos consiste, por ejemplo, en evitar que la caja contenga dinero durante la noche y sustituir transacciones en metálico por tarjetas o dinero electrónico. La identificación de la propiedad con marcas, un chip electrónico o el número de DNI grabado en objetos de valor, complica la posibilidad de venta de objetos robados. Reducir la tentación consiste en eliminar los blancos más fáciles y visibles. 
Según Clarke, ninguna de estas estrategias son nuevas. Son conocidas por la policía. Se trata de sistematizar, realizar y evaluar estas formas de inhibir la delincuencia. Sin embargo, con mucha frecuencia no se ponen en práctica:
      • Porque a los que las conocen no les corresponde tomar decisiones, sino cumplir órdenes.
      • Por dispersión de la responsabilidad: nadie es responsable y se echa la culpa a otras instituciones.
      • Por la "visión hidráulica" de la delincuencia, dominante en muchos círculos, que les hacen descartar de antemano la eficacia de las medidas medio-ambientales o situacionales. Según esta perspectiva si se obstruye una vía de cometer delitos, éstos simplemente van a aparecer en otro lugar, como el agua bajo presión.
Según la teoría hidráulica, mientras que no se cambien los factores subyacentes que conducen a la carrera delictiva, cualquier medida que complique el delito en un lugar tendrá el resultado, simplemente, de que la delincuencia se desplazará, es decir, que si se instala una cerradura mejor, eso aumenta el riesgo para el vecino, mientras el número total de delitos quedará igual. Según Repetto (1976) hay varios tipos de desplazamiento:
      • A otro tipo: Se cometen otros tipos de delitos diferentes a los que se venían realizando antes.
      • A otro objetivo: Un desplazamiento se produce hacia otro objetivo próximo, igual al inicial, pero menos protegido.
      • A otros métodos: Se mejoran las técnicas delictivas utilizadas, innovándolas.
      • A otro lugar: Se da una reorientación hacia objetivos situados en otras áreas.
      • A otro tiempo: Se elige una nueva franja horaria para la comisión del delito.
Barr y Pease (1990) en relación a las teorías del desplazamiento dicen que hay que distinguir entre el desplazamiento benigno y maligno. Si, por ejemplo, las medidas de seguridad físicas en bancos (cajas de apertura retardada, doble puerta en la entrada, cristal antibala en el mostrador) cristalizaron en la toma de rehenes a punta de pistola, estaríamos ante un desplazamiento maligno. Si los presuntos atracadores realizan un "reciclaje profesional" y se convierten en traficantes de drogas, en este caso, estaría abierta la discusión de si el desplazamiento es maligno o benigno.

El vínculo entre victimización y ambiente se evidencia por la concentración de delitos en áreas concretas, con altas tasas de reincidencia en la victimización del hecho, la condición individual de la víctima reincidente conecta prioritariamente con la pertenencia a determinados ambientes o zonas. La idea de prevención victimal a partir de la intervención en el diseño ambiental se desarrolla a través de tres tipos de estrategias:
  • La estrategia punitiva: Se basa en la habilitación de unos barrios que por su tamaño, disposición urbanística y transitabilidad puedan ser policial y comunitariamente controlables, de tal manera que se facilite la detección del delito, así como el arresto y el castigo de las infracciones.
  • Las estrategias mecánicas: Se basan en la obstaculización de las victimizaciones mediante barreras físicas y urbanísticas. Se aboga por una intervención estatal de barrios dotados de una infraestructura preventiva "suavizada o indirecta", basada en la visualización, toda vez que dotaciones preventivas "duras", son muy costosas, tales como blindajes, sistemas de alarmas, enrejados, para ser costeadas por el Estado.
  • La estrategia correctiva: Es más comprometida y ambiciosa, ya que afecta a al eliminación de las causas definitorias de la criminalidad, pobreza, marginación, etc. Por su relevancia traspasa los estrictos límites de la prevención victimal, conectando con un ideal preventivo que pretende remodelar las estructuras de las bases sociales.
La prevención ambiental se basa también en incentivos a la convivencia en el vecindario. Se trata de crear una serie de estrategias de "prevención natural" basadas en la idea de "espacio comunmente protegible": áreas comunitarias controlables por los propios colectivos de residentes, en cuyo seno las minorías vulnerables se sienten amparadas por unas condiciones humanizadas de habitabilidad y súper visibilidad que posibiliten la interacción social.

Finalmente, no hay que olvidar las campañas de divulgación preventiva. Éstas forman parte de las técnicas de prevención victimal indirectas o suaves, que se orientan a la transformación de la conducta ciudadana hacia un máximo nivel de riesgos y oportunidades delictivas mediante el recurso a campañas divulgativas del riesgo victimal latente en determinadas áreas urbanas y colectivos. Se ha dicho que las campañas institucionales de prevención son tan costosas como ineficaces, ya que, por lo general, no se concentran en colectivos específicos de vulnerabilidad, sino que se trata de recomendaciones globales a los ciudadanos. Sin embargo, también se dice que un exceso en la especificación de los destinatarios puede comportar graves repercusiones de miedo a la victimización en los colectivos a los que se dirige (por ejemplo, amedrentar a las mujeres en relación a delitos sexuales) e incluso, podría generar, en algunos casos, un efecto contraproducente de profecía autocumplida.

"La prevención debe constituir la principal garantía del orden social" 
Ferri

Garrido, V., Redondo, S. y Stangeland, P. (1999)  "Principios de Criminología" .Tirant Lo Blanch , Valencia