La prevención victimal es el intento de prevenir o evitar que ocurra la victimización (victimización criminal).¿Por qué evitar la victimidad en lugar de la criminalidad? Porque la relación criminal-víctima es estrecha, el camino del criminal y el camino de la víctima, en algún momento, llegan a encontrarse en la encrucijada del crimen. No es lo mismo actuar sobre el iter criminis que sobre el ter victimae, se trata de técnicas divergentes, con instrumentalización propia que debe estudiarse por separado.
La política preventiva tradicional tendía a reducir la criminalidad por medio del castigo o la rehabilitación y estaba orientada hacia el criminal. Hoy en día, es posible controlarlo con medidas tomadas por las víctimas potenciales. Una política preventiva orientada hacia la víctima pone en evidencia las medidas y precauciones que los blancos potenciales podrían adoptar a fin de hacer la comisión del delito más difícil y menos rentable.
Según Héctor Nieves, la prevención de la victimización tiene como objetivo básico intervenir en el comportamiento posiblemente victimógeno de la víctima. Hay tres procesos de victimización:
- Proceso autógeno, donde el comportamiento de la víctima es factor esencial en la realización del hecho punible.
- Proceso heterógeno, cuando en la realización del hecho punible la víctima no concurre con su comportamiento.
- Proceso de victimización social o secundaria, cuando la víctima y el victimario resultan, a su vez, victimizados por el sistema de administración de justicia.
El Estado tiene el deber de hacer prevención victimal, por eso surge una obligación directa de reparar el daño a la víctima; pero no toda la responsabilidad de la prevención ha de recaer en el Estado, sino que, también, es necesario una prevención comunitaria e individual.
La victimización no es un evento del azar, donde pueda calcularse la probabilidad de ser víctima de acuerdo a tiempo y espacio, así como a características personales y sociales. El análisis victimológico de riesgos puede ser de gran utilidad para la prevención victimal. Cada sociedad tiene su propio perfil victimal, que es necesario investigar y precisar. La población de alto riesgo victimal suelen ser:
- Las mujeres, principalmente por delitos sexuales, violencia de pareja, acoso sexual, explotación laboral...
- Los menores de edad, que son maltratados en el hogar
- Los ancianos, víctimas patrimoniales, maltrato familiar, abandono...
- Los marginados
Es posible diferenciar las medidas de prevención victimal de acuerdo a su trascendencia a nivel: individual (micronivel), de vecindario o barrio (mesonivel) y generales o de gobierno (macronivel). Se debe modificar las políticas sociales y económicas a fin de evitar que las desigualdades sociales sean menos palpables y procurar que la victimización sea menos probable. Se debe tomar iniciativas de acción individual para la reducción de las oportunidades y circunstancias que permitan conductas que favorezcan la victimización, dando consejos prácticos y simples para que no se produzca ésta. Ninguna estrategia de prevención victimal puede funcionar satisfactoriamente sin el apoyo, comprensión y ayuda de la comunidad. El animal aislado es vulnerable, con mayor razón el hombre, que es un animal social por excelencia. La comunidad consciente de su capacidad victimal, se puede convertir en el mejor escudo de defensa. Evitar que el delito surja, poniendo obstáculos al delincuente, es una de las medidas más eficaces de la lucha contra la criminalidad. Eludiendo el delito se evita su costo. Sin embargo, la prevención tiene, a su vez, su propio costo, que puede recaer sobre el Estado o los particulares.
No sólo es función del Estado la protección de determinados bienes jurídicos, tiene otro cometido importante: la prevención general y especial. En el terreno criminal es de mayor trascendencia y eficacia evitar el delito que esperar a su comisión para perseguir después a los autores e imponerles la pena que corresponda en relación a la culpabilidad. La prevención evita la lesión de bienes jurídicos, la trayectoria de marginación de algunos sujetos, la reincidencia, así como los problemas de la prisión cerrada y otros estigmas posteriores.
La denominada prevención medio-ambiental pretende eliminar los objetivos más fáciles o hacer más reales las consecuencias negativas de la delincuencia. Estas estrategias también pueden denominarse prevención situacional por concentrarse más en los factores y circunstancias inmediatas y cercanas a la decisión de delinquir. Clarke distingue tres estrategias básicas:
- Medidas que incrementan el esfuerzo necesario para cometer un delito: El endurecimiento de objetivos incluye las barreras físicas para proteger bienes. Cualquier protección en forma de puerta blindada, ventanas con rejas y cerraduras con barrotes, se puede forzar. Sin embargo, una cerradura que tarde media hora en abrirse ofrece una protección adecuada en la vida diaria, mientras que una que se abre al instante pone al propietario en situación de riesgo. El control de acceso incluye, por ejemplo, porteros, recepcionistas, y, en aplicaciones de la informática, la contraseña. Otra medida sería la desviación de transgresores, que consiste en evitar la acumulación de personas conflictivas en un mismo lugar a la misma hora. Es poco conveniente que todos los bares en la misma zona cierren simultáneamente. Establecer rutas de autobuses nocturnos pueden prevenir agresiones y vandalismo. Los facilitadores son elementos que agravan la delincuencia, por ejemplo, armas de fuego.
- Medidas que incrementan el riesgo: Consiste en elementos que aumentan la posibilidad de detección. Este bloque de medidas consiste en el control de entradas y salidas, por ejemplo, en tiendas que colocan un dispositivo en las mercancías que provoca una alarma si no se pasa por la caja. La vigilancia formal incluye a la policía y a los guardias de seguridad, mientras que la vigilancia por empleados depende de la motivación y de la formación de dependientes en tiendas, los empleados de bares, etc. La vigilancia natural es la disposición de los demás ciudadanos a intervenir o avisar cuando observan situaciones sospechosas. Esta vigilancia puede ser inhibida o reforzada por detalles arquitectónicos.
- Medidas que reducen la ganancia: Estas medidas hacen que la delincuencia sea menos rentable o divertida. El desplazamiento de objetivos consiste, por ejemplo, en evitar que la caja contenga dinero durante la noche y sustituir transacciones en metálico por tarjetas o dinero electrónico. La identificación de la propiedad con marcas, un chip electrónico o el número de DNI grabado en objetos de valor, complica la posibilidad de venta de objetos robados. Reducir la tentación consiste en eliminar los blancos más fáciles y visibles.
Según Clarke, ninguna de estas estrategias son nuevas. Son conocidas por la policía. Se trata de sistematizar, realizar y evaluar estas formas de inhibir la delincuencia. Sin embargo, con mucha frecuencia no se ponen en práctica:
- Porque a los que las conocen no les corresponde tomar decisiones, sino cumplir órdenes.
- Por dispersión de la responsabilidad: nadie es responsable y se echa la culpa a otras instituciones.
- Por la "visión hidráulica" de la delincuencia, dominante en muchos círculos, que les hacen descartar de antemano la eficacia de las medidas medio-ambientales o situacionales. Según esta perspectiva si se obstruye una vía de cometer delitos, éstos simplemente van a aparecer en otro lugar, como el agua bajo presión.
Según la teoría hidráulica, mientras que no se cambien los factores subyacentes que conducen a la carrera delictiva, cualquier medida que complique el delito en un lugar tendrá el resultado, simplemente, de que la delincuencia se desplazará, es decir, que si se instala una cerradura mejor, eso aumenta el riesgo para el vecino, mientras el número total de delitos quedará igual. Según Repetto (1976) hay varios tipos de desplazamiento:
- A otro tipo: Se cometen otros tipos de delitos diferentes a los que se venían realizando antes.
- A otro objetivo: Un desplazamiento se produce hacia otro objetivo próximo, igual al inicial, pero menos protegido.
- A otros métodos: Se mejoran las técnicas delictivas utilizadas, innovándolas.
- A otro lugar: Se da una reorientación hacia objetivos situados en otras áreas.
- A otro tiempo: Se elige una nueva franja horaria para la comisión del delito.
Barr y Pease (1990) en relación a las teorías del desplazamiento dicen que hay que distinguir entre el desplazamiento benigno y maligno. Si, por ejemplo, las medidas de seguridad físicas en bancos (cajas de apertura retardada, doble puerta en la entrada, cristal antibala en el mostrador) cristalizaron en la toma de rehenes a punta de pistola, estaríamos ante un desplazamiento maligno. Si los presuntos atracadores realizan un "reciclaje profesional" y se convierten en traficantes de drogas, en este caso, estaría abierta la discusión de si el desplazamiento es maligno o benigno.
El vínculo entre victimización y ambiente se evidencia por la concentración de delitos en áreas concretas, con altas tasas de reincidencia en la victimización del hecho, la condición individual de la víctima reincidente conecta prioritariamente con la pertenencia a determinados ambientes o zonas. La idea de prevención victimal a partir de la intervención en el diseño ambiental se desarrolla a través de tres tipos de estrategias:
- La estrategia punitiva: Se basa en la habilitación de unos barrios que por su tamaño, disposición urbanística y transitabilidad puedan ser policial y comunitariamente controlables, de tal manera que se facilite la detección del delito, así como el arresto y el castigo de las infracciones.
- Las estrategias mecánicas: Se basan en la obstaculización de las victimizaciones mediante barreras físicas y urbanísticas. Se aboga por una intervención estatal de barrios dotados de una infraestructura preventiva "suavizada o indirecta", basada en la visualización, toda vez que dotaciones preventivas "duras", son muy costosas, tales como blindajes, sistemas de alarmas, enrejados, para ser costeadas por el Estado.
- La estrategia correctiva: Es más comprometida y ambiciosa, ya que afecta a al eliminación de las causas definitorias de la criminalidad, pobreza, marginación, etc. Por su relevancia traspasa los estrictos límites de la prevención victimal, conectando con un ideal preventivo que pretende remodelar las estructuras de las bases sociales.
La prevención ambiental se basa también en incentivos a la convivencia en el vecindario. Se trata de crear una serie de estrategias de "prevención natural" basadas en la idea de "espacio comunmente protegible": áreas comunitarias controlables por los propios colectivos de residentes, en cuyo seno las minorías vulnerables se sienten amparadas por unas condiciones humanizadas de habitabilidad y súper visibilidad que posibiliten la interacción social.
Finalmente, no hay que olvidar las campañas de divulgación preventiva. Éstas forman parte de las técnicas de prevención victimal indirectas o suaves, que se orientan a la transformación de la conducta ciudadana hacia un máximo nivel de riesgos y oportunidades delictivas mediante el recurso a campañas divulgativas del riesgo victimal latente en determinadas áreas urbanas y colectivos. Se ha dicho que las campañas institucionales de prevención son tan costosas como ineficaces, ya que, por lo general, no se concentran en colectivos específicos de vulnerabilidad, sino que se trata de recomendaciones globales a los ciudadanos. Sin embargo, también se dice que un exceso en la especificación de los destinatarios puede comportar graves repercusiones de miedo a la victimización en los colectivos a los que se dirige (por ejemplo, amedrentar a las mujeres en relación a delitos sexuales) e incluso, podría generar, en algunos casos, un efecto contraproducente de profecía autocumplida.
"La prevención debe constituir la principal garantía del orden social"
Ferri
Garrido, V., Redondo, S. y Stangeland, P. (1999) "Principios de Criminología" .Tirant Lo Blanch , Valencia
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